lunes, 13 de mayo de 2019

La mujer en la milicia



                           Familias de militares




Pocos conocen que las esposas e hijos de oficiales, tenientes, jefes, capitanes, generales y almirantes cambian un sinfín de ocasiones de residencia. Depende del destino que les ordenen.
Para estas familias es mucho el desgaste, ya que los hijos deben cambiar de ciudad, pero también de escuelas y por supuesto de círculos sociales, donde muchas veces se identifican y prefieren, pero así es la vida militar. 

Las esposas e hijos de la tropa y marinería no siempre corren esa suerte, ya que pueden pasar más de 5 meses sin ver a sus esposos y padres, debido a que se encuentran desplegados en alguna parte de la República. Para un soldado de tierra, mar o aire la mujer es su fuerza y refugio, es el pilar que saca adelante a los hijos ante tantas ausencias.


Entre la familia militar y naval se hace la broma que las esposas tienen dos grados militares más que sus esposos.


La importancia de la mujer en la familia militar y naval es preponderante; también es un ejemplo institucional el desarrollo profesional, académico y personal que han encontrado y obtenido dentro de las secretarias de la Defensa Nacional y de Marina. En el Ejército y la Fuerza Aérea hay más de 25 mil mujeres y en la Armada de México, 11 mil. Los espacios que cada vez suman más las mujeres en uniforme son tan variados como estratégicos. Pocos saben que la Fuerza Aérea tiene a la primera piloto mexicana de un avión supersónico. En la Marina ya existen mujeres comandantes de patrullas interceptoras, así también como pilotos.
La infantería de Marina también tiene entre sus filas a mujeres a la par de valerosas, capacitadas y adiestradas. Tanto del Heroico Colegio Militar como de la Heroica Escuela Naval y el Colegio del Aire ya ha egresado gran cantidad de mujeres que al ser de arma militar, naval o aérea, son comandantes de unidades y en futuro tendrán posibilidad de ser secretarias de Defensa o Marina, así como comandantes de la Fuerza Aérea. A todas ellas, a las que viven la vida militar, desde la familia, así como a las que viven la vida militar desde su profesión y entrega, desde aquí nuestro mayor reconocimiento.

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